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Plan Nacional de Desarrollo

 

Las profundas transformaciones que se han dado en el país, en esta nueva etapa de democracia plena, así como las grandes transiciones que se viven en el mundo y en México, abren la puerta a nuevos caminos y oportunidades. El país se encuentra hoy en un momento privilegiado de la historia para decidir su futuro, para planear el México que se desea.

Nuestras profundas raíces históricas y culturales nos dan un sentido de Nación; al mismo tiempo, el nuevo ánimo que el proceso de consolidación de la democracia imprime es el fundamento para trabajar en la construcción de un país más justo, más humano, más participativo, con más oportunidades para todos, con más opciones, con más caminos, con mayor tolerancia, más incluyente.

Planear lo que se quiere ser demanda como primer paso, imaginar, vislumbrar, decidir un proyecto de país. Pero esta visión del futuro México no puede estar aislada ni olvidar lo que hasta ahora se ha logrado como nación.

Una sociedad sólo puede entenderse desde la perspectiva de su pasado, que siempre es una síntesis incompleta de sus aspiraciones. La convicción de que el cambio por el que luchó la sociedad mexicana se nutre de lo mejor de cada uno de sus habitantes, de la fidelidad a la propia historia, obliga a valorar sin mezquindades todo lo avanzado, sin dejar por ello de reconocer que es imprescindible un giro definitivo en muchos aspectos

de la vida nacional, para responder al anhelado cambio de los mexicanos de hoy. Y no podría ser de otra manera: todo proceso de transformación implica una combinación compleja de continuidad e innovación.

Requiere actuar con inteligencia y sensibilidad para saber qué debemos mantener y qué modificar. En el caudal de mutaciones siempre hay algo que preservar y también que desechar.

Sería erróneo pensar que el cambio al que aspiramos los mexicanos implica ruptura, abandono y negación de lo que se ha logrado antes.

Por el contrario, la oportunidad de cambio es ocasión para mejorar lo existente; el mejor camino para darle confianza y seguridad a México; la mejor manera de encarar nuestra responsabilidad histórica. Por ello, con base en el fundamento legal a que obedece el Plan Nacional de Desarrollo, se presenta al pueblo de México el documento que describe el país que queremos construir, el futuro que buscamos hacer realidad y los esfuerzos que la administración pública federal en el periodo 2001-2006 se compromete a realizar para alcanzarlo, para mejorar la calidad de vida de mexicanas y mexicanos.

Contiene los compromisos y los lineamientos del gobierno expresados en objetivos claros y estrategias concretas para lograrlo, pero también presenta una visión estratégica para el México del nuevo milenio, con un claro sentido de perspectiva histórica.

El Plan Nacional de Desarrollo pone ante la opinión de los ciudadanos lo que este gobierno se propone hacer junto con la sociedad, para que sea visto como un compendio en el que toda mexicana y mexicano pueden consultar lo que el gobierno planea hacer por ellos y con ellos.

Para que los técnicos de la planeación y de la administración pública lo vean como instrumento básico que define criterios, prioridades y fundamentos de elaboración de las políticas públicas. Al mismo tiempo, para que los orientadores y líderes de opinión encuentren en él una presentación sistemática de los compromisos de gobierno.

Este marco integral de desarrollo que se presenta a la sociedad, permite pensar de

manera más estratégica en las prioridades, políticas, programas, proyectos y reformas que debemos emprender para lograr los objetivos propuestos, pero sin que se conviertan en un marco rígido y limitante.

El Plan establece los objetivos que permitirán realizar los cambios medulares que este gobierno impulsará: cambios que consoliden el avance democrático, que abatan la inseguridad y cancelen la impunidad, que permitan abatir la pobreza y lograr una mayor igualdad social; una reforma educativa que asegure oportunidades de educación integral y de calidad para todos los mexicanos; cambios que garanticen el crecimiento con estabilidad en la economía, que tengan como premisa fundamental ser incluyentes y justos; cambios que aseguren la transparencia y la rendición de cuentas en la tarea del gobierno y que descentralicen las facultades y los recursos de la Federación.

Las estrategias contenidas en este Plan están encaminadas a facultar a los actores sociales y económicos para que participen de manera activa en las reformas que se promoverán. Considera como palancas de cambio en el país la educación, el empleo, la democratización de la economía y el federalismo y el desarrollo regional.

Busca, mediante dichas estrategias, establecer alianzas y compromisos con los grupos sociales, económicos y políticos, así como con los gobiernos estatales y municipales del país para que la construcción de nuestro futuro sea una tarea compartida.

Éste no es un plan detallado, sino una etapa de un proceso que permite vertebrar las iniciativas ciudadanas, alcanzar objetivos concretos y encaminar al país hacia una visión de largo plazo. Por ello, este documento marca un rumbo, unos objetivos y unas estrategias claras, pero al mismo tiempo está abierto a las adecuaciones que los nuevos acontecimientos demanden para el bienestar del país, que se plantearán en los programas sectoriales, regionales, especiales e institucionales y en los programas operativos anuales.

En el marco de un buen gobierno, de una política exterior proactiva y de la vigencia plena del Estado de derecho, este Plan Nacional incorpora la visión, la misión, los objetivos, las estrategias y los aspectos estructurales del desarrollo en el marco de las tres prioridades marcadas por los ciudadanos: desarrollo social y humano, crecimiento con calidad y orden y respeto.

El Plan Nacional de Desarrollo establece como condición fundamental un diálogo abierto y permanente con los ciudadanos, con las agrupaciones políticas y sociales, con los otros poderes y ámbitos de gobierno, y con la sociedad en general.

Este documento surge como resultado de un proceso que tuvo como eje central la participación ciudadana amplia y el diálogo abierto con los ciudadanos, con la estructura interna de la administración pública federal, así como con funcionarios de los otros poderes y órdenes de gobierno.

Aunque la fase de participación ciudadana para estructurar el Plan ha finalizado, el diálogo con la sociedad apenas comienza. Se establecerán mecanismos para que en el marco del Sistema Nacional de Planeación Participativa se realice el seguimiento del cumplimiento y la actualización del Plan, obligando al gobierno a permanecer atento a la opinión ciudadana.

Así pues, este Plan y la participación social que implicó constituyen una invitación a fortalecer el papel de los ciudadanos en la conducción del país, quienes al recibir información y encontrar espacios para la expresión, puedan conocer y evaluar los compromisos que los funcionarios establecen con la sociedad, con lo que tendrán una nueva forma de relacionarse con su gobierno: más responsable, más crítica, más participativa, más comprometida.

La construcción de un proyecto de futuro común requiere la participación de todos, por lo que el Plan es, también, una invitación a las agrupaciones políticas, a las organizaciones de la sociedad, a los productores del campo, a los profesores, obreros, empresarios, intelectuales, ciudadanas y ciudadanos en general a que, de manera unida, luchemos en un solo frente para construir un mejor país

Desigualdad social

La desigualdad social se refiere a una situación en la que no todas las personas y ciudadanos de una misma sociedad, comunidad o país, tienen los mismos derechos, obligaciones, bienes, beneficios o acceso a tales. La definición está sujeta a variables según interpretaciones particulares.

El término desigualdad social se refiere a una situación socioeconómica, no necesariamente jurídica. Esto se refleja en el caso de los ricos, cuando reciben un trato mejor o preferencial por tener dinero, que los pobres que no tienen los mismos recursos. La acción de dar un trato diferente a personas entre las que existen desigualdades sociales, se llama discriminación. Esta discriminación puede ser positiva o negativa, según vaya en beneficio o perjuicio de un determinado grupo.

PROGRESA

El Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA) es instrumentado en agosto de 1997 durante la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León. Se caracterizó por combinar simultáneamente apoyos de largo plazo en áreas tales como la educación, la salud y la alimentación con el objetivo de formar capital humano. Por lo que el objetivo final del programa fue el estimular mediante la demanda, la inversión en capital humano en las comunidades y familias más pobres, por lo que su expansión era focalizada; de ello se esperaba contribuir a romper los círculos inter-generacionales de pobreza extrema asociados con los altos niveles de fertilidad, desnutrición y mortalidad infantil, y la deserción escolar de las comunidades. Procuró ser un programa donde las transferencias monetarias a los beneficiarios evitaban las desviaciones a burocracias o intermediarios; de igual modo, se caracterizó por incluir en su diseño una serie de mecanismos de evaluación sobre su impacto a partir de encuestas semestrales aplicadas a los beneficiarios. Se tienen como objetivos además, el ser un mecanismo distributivo, que los mecanismos de focalización incluyan a las localidades y familias más pobres del país, y con ello reducir la pobreza monetaria de los beneficiarios.

Se piensa como un programa cuyos esfuerzos pretenden intervenir en la vida social para modificar su composición o para salir al paso de evoluciones que atentaran contra la estabilidad política. Sus estrategias se basan en la integralidad, la descentralización, la coordinación entre instituciones y niveles de gobierno, la participación social, el desarrollo regional y la prioridad a regiones con mayores rezagos. A partir de ello se desprenden líneas de acción como las políticas asistenciales, de formación de capital humano y familiar, de impulso al desarrollo productivo y de infraestructura física, de comercialización o desarrollo regional y participación ciudadana. «PROGRESA estaría ubicado en el renglón de capital humano, debido entre otras razones al énfasis que en su operación y distribución de recursos pone en el factor educativo
La igualdad de oportunidades que hace referencia al hecho de compensar a las personas por cualquier condición que escape a su control voluntario, es un fundamento filosófico presente en una política social como PROGRESA, aunado al concepto de capacidades que es el nivel funcional, intermedio entre recursos y bienestar. Con esta igualdad de oportunidades se busca eliminar las condiciones que limitan el acceso de los hogares e individuos a oportunidades de vida equitativas
Pensadores como Len Doyal y Ian Gough , Martha Nussbaum G. A. Cohen y Amartya Sen  proporcionan ciertas líneas argumentativas al PROGRESA tales como: la de ser una política distributiva de combate a la pobreza mediante el suministro de un paquete de servicios básicos; la importancia que se le otorga a la autonomía como necesidad al proporcionar apoyo en el ámbito de la educación; el privilegiar la facultad de elección en los hogares mediante apoyos que mejoren los hábitos de consumo

PRONAL

Fundada en 1961, PRONAL comenzó inmediatamente a desarrollar sus primeros productos innovadores: Depósitos Flexibles fabricados con tejidos recubiertos de elastomero para el ejercito francés. A continuación, la compañía exploró nuevos mercados, en concreto en la industria comercial y firmó varios contratos en mercados extranjeros (en Europa, Oriente Medio, Asia, Norte y Suramérica, etc..). En la actualidad, las aplicaciones para la gama de productos PRONAL se ha visto ampliada hasta abarcar las explotaciones subacuáticas, centrales nucleares, las industrias aeroespacial y automovilística, el sector militar, ingenieria mecánica, protección medioambiental, vidrio, etc…PRONAL fabrica productos flexibles con tejidos recubiertos de elastomero y/o plastomero, en formato estandard o acorde a las necesidades del cliente.

La estrategia de PRONAL para el desarrollo corporativo se basa en tres puntos clave:

  • Una gama de productos diversificada basada en la flexibilidad material.
  • Innovación constante de materiales y tecnología para mejorar el rendimiento.
  • Altas exigencias de calidad a todos los niveles.

Este énfasis en la calidad, mantenido durante más de 15 años, implica a todos los que trabajan con nosotros, bien en tareas de producción, ingeniería, administración o ventas.

La Plantilla de PRONAL…

Responsabilidad y autonomía son los principios que mejor caracterizan la forma de trabajo y desarrollo empleado por PRONAL. La compañía, en contraste con el modelo de decisiones jerarquizadas, ha formado un sistema basado en una red organizativa. Ante un de terminado problema, se organizacion grupos de trabajo en los talleres, con los departamentos de investigación y ventas trabajando juntos para encontrar soluciones. Se forma un equipo que lleva el problema como un entrenador lo haría con su equipo de futbol: para obtener resultados. PRONAL no solo vende sus productos, sino tambien, y sobre todo, su experiencia. Nuestra compañía pone en practica el concepto de calidad total a todos los niveles del negocio.

PRONASOL

El sustento de este programa era el hecho de que la sociedad mexicana se había transformado profundamente no sólo en su dimensión, sino en su complejidad pasando a  abarcar cada vez más esferas el Estado y menos ésta para transformarse posteriormente en una sociedad más contestataria debido a la inmovilidad política del partido oficial, a las polémicas y fraudulentas elecciones presidenciales de 1998, a la reciente creación de un verdadero partido de oposición el Partido de la Revolución Democrática –inicio de la democratización– y a la pauperización de las condiciones de vida.

En ese sentido el gobierno inventó una nueva forma de atender sus demandas donde existió una reapropiación de los espacios públicos gubernamentales. Se habló por primera vez de la corresponsabilidad, donde Estado y sociedad trabajaban de la mano para mejorar las condiciones de vida de los mexicanos. Así nació “Solidaridad el eje de la nueva política social, que no inventa la solidaridad; tampoco se apropia de ella o la suplanta. La retoma como un valor profundamente arraigado en nuestras tradiciones y funda sobre ella una nueva manera de hacer las cosas. Como ejemplo el gobierno citó diferentes formas de organizaciones populares que los mexicanos suelen practicar para enfrentar sus problemas vitales     –cuya base es la cooperación voluntaria a través de algún trabajo no remunerado para el beneficio comunitario– como son: el tequio en Oaxaca, el sulaltéquetl en la Delegación Milpa Alta del Distrito Federal, las fajinas en Puebla, las fatigas en Nuevo León, las mayordomías, las faenas y la mano vuelta, lo mismo que los comités de electrificación, las juntas de vecinos o de padres de familia.

El objetivo de la Solidaridad que promovió el Estado, era al igual que la Comisión del Programa atender a un gran número de mexicanos que viven en condiciones de pobreza y que sus necesidades básicas no están adecuadamente satisfechas           –nutrición, salud, educación, vivienda, medio ambiente, acceso a los servicios públicos y empleo productivo–. Trató de romper el círculo vicioso que la produce y acrecienta generacionalmente. La población objetivo por prioridades eran los pueblos indígenas, los campesinos y habitantes del medio rural en las áreas semidesérticas y serranas, así como los pobres de las ciudades. El Programa trató de orientarse para construir un nuevo piso social  para el desarrollo nacional que asegurara la igualdad de oportunidades y justicia especialmente para los que menos tienen, es decir buscó construir la expresión de los derechos sociales que está constituido por el conjunto de bienes y servicios mínimos a los que debe tener acceso toda la población para garantizar un nivel de vida decoroso, y que están plasmados en la CPEUM en los artículos 30, 27 y 123.

 

De acuerdo con la visión oficial era concebido y aplicado como un nuevo modo de gestión estatal y como un elemento unificador y a la vez descentralizador de las acciones del gobierno federal, al permitir la participación directa de la población           –democracia directa–, y fortalecer el federalismo. En palabras del gobierno del presidente Salinas, Solidaridad era considerado como “el programa social más importante en la historia del país”, incluso “algunos de los programas del gobierno …….. eran anunciados con orgullo por sus patrocinadores como modelos dignos de ser exportados para beneficio de los países del Tercer Mundo: fue el caso del entonces Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL)  que, bajo los auspicios del Banco Mundial, fuera diseñado como el principal instrumento del gobierno para combatir la pobreza y pobreza extrema”] La instrumentación del programa y la organización de la burocracia del PRONASOL se le confiaron a Carlos Rojas.

 

Con respecto al pasado, el gasto –en el régimen nacionalista revolucionario– “el criterio de eficiencia estaba regido básicamente por inquietudes de estabilidad y de evitar el conflicto político, así como por la necesidad de mantener el acuerdo y desviar la protesta. La certidumbre, la estabilidad, la unanimidad en el acuerdo, la ausencia de protesta eran parámetros de eficiencia, no la productividad medida por criterios de costo–beneficio económico. Ahora de acuerdo con el gobierno el programa era el instrumento de ingeniería de política pública encargado de transformar el ejercicio del gasto en lo operativo, lo técnico, pero fundamentalmente en lo social y lo político. Se dejó atrás la idea de que sólo más gasto público se traducía en más justicia social y se adoptó la racionalidad económica para la provisión del gasto social y la racionalidad social en la política económica que permitieron aumentar los recursos volcados a la promoción del bienestar social, corrigiendo así las fallas de mercado en la distribución  y en el uso de los recursos. En esta nueva lógica el gasto social debería contar con fuentes de financiamiento sanas y permanentes, pues de ello dependería su continuidad, profundidad y alcances futuros; a partir de ese momento y en adelante el gasto debería contribuir a la creación de la plataforma socioeconómica necesaria para asegurar el mejoramiento de las condiciones de vida, pero sobretodo debería ser capaz de no sólo “atender” sino también “promover” el desarrollo de las potencialidades y el incremento de la productividad de la población. Todo esto en aras de que en el largo plazo la política social sería compatible con un esquema de finanzas públicas sanas.

 

Las dos directrices principales del Programa eran:

 

a)      Material que giró en torno a la provisión de servicios de atención social, la creación de infraestructura y el alivio de la pobreza extrema.

 

b)      Institucional que pretendió replantear de manera radical la relación entre el Estado mexicano y la sociedad en el marco del amplio y ambicioso proyecto de reforma económica –lo que Salinas de Gortari llamó la modernización–.

 

Solidaridad se enfocó a tres vertientes de acción, a saber (ver tabla 2):

 

1.      Solidaridad para el bienestar social: El mejoramiento inmediato de los niveles de vida.

 

2.      Solidaridad para la producción: Oportunidades de empleo y desarrollo de las capacidades y recursos productivos.

 

3.      Solidaridad para el desarrollo regional: Construcción de obras de infraestructura de impacto regional y ejecución de programas de desarrollo de regiones específicas.

 

 

dialectica materialista

El materialismo dialéctico, cuya presentación como tal se debe más a la actividad de Engels que a la del propio Marx, ha sido considerado tradicionalmente como la toma de posición filosófica de Marx y Engels frente al idealismo hegeliano, es decir, como el resultado de su crítica del idealismo y, como tal, se ha presentado por la mayoría de los estudiosos del marxismo como el marco de referencia conceptual desde el que desarrolla el materialismo histórico, que sería la expresión propiamente científica de su pensamiento. La exposición del materialismo dialéctico se encuentra fundamentalmente en las obras de Engels: «Anti-Dühring», (con contribuciones de Marx, publicado en 1878), y «Sobre la dialéctica de la naturaleza», (escrito entre 1873 y 1886), obra, esta última, también conocida por Marx, cuyos contenidos nunca rechazó y que, dada la estrecha colaboración entre ambos hasta su muerte, se suele considerar también como expresión del pensamiento propio de Marx.

Oposición al idealismo y al mecanicismo

1.

El materialismo dialéctico se opone al idealismo, en el sentido en que considera que no existe más realidad fundamental que la materia; pero la materia no es una realidad inerte, sino dinámica, que contiene en sí la capacidad de su propio movimiento, como resultado de la lucha de los elementos contrarios, (siendo la contradicción la esencia de la realidad, al igual que para Hegel), que se expresa en el movimiento dialéctico. Así, el movimiento hegeliano de la idea a la cosa y a su reconciliación, queda invertido, según la famosa frase de Marx, pasando a convertirse en un movimiento que va de la cosa a la idea y a su futura reconciliación. Todo el bagaje conceptual de la dialéctica hegeliana es conservado por el materialismo dialéctico, pero orientado ahora en la dirección opuesta.

2.

El materialismo dialéctico no se opone sólo al idealismo hegeliano, sino a toda concepción mecanicista y atomista de la naturaleza, es decir, no finalista. «La comprensión del total error por inversión del anterior idealismo alemán llevó necesariamente al materialismo, pero, cosa digna de observarse, no al materialismo meramente metafísico y exclusivamente mecanicista del siglo XVIII» (Engels, Anti-Dühring). Se opone, pues, a la concepción que había predominado en la ciencia en el siglo XVIII y que lo seguiría haciendo en los siglos XIX y XX. Es propia del idealismo hegeliano la afirmación de un final feliz de la historia, de una reconciliación de la realidad consigo misma en el Espíritu Absoluto, como resultado mismo del movimiento dialéctico, una finalidad que no desaparecerá del materialismo dialéctico, al conservar, como lo hace, la dialéctica hegeliana para explicar el movimiento en la naturaleza

3.- Las propiedades que el materialismo dialéctico atribuye a la materia derivan de su concepción de la misma como única realidad objetiva, que es captada mediante los sentidos, permitiendo así su conocimiento. Del análisis de la materia se desprende que es infinita en duración, extensión, profundidad y movimiento. Que la materia es infinita en duración quiere decir que es eterna, increada e indestructible, por lo que el tiempo será concebido como una forma de existencia de la materia, constituyendo la eternidad y la temporalidad dos contrarios dialécticos de la materia. Que es infinita en extensión supone afirmar la infinitud del espacio. La afirmación de que es infinita en profundidad se refiere a la inagotable variedad de formas materiales, que se encuentran sometidas a un cambio perpetuo, es decir, a un movimiento infinito: movimiento y materia son inseparables

Socialismo utopico

El socialismo utópico constituye la primera manifestación doctrinaria del movimiento socialista y tuvo origen en Francia.

Las duras condiciones de la revolución industrial y la gran injusticia social que generó estimularon la formación de un pensamiento igualitario: el socialismo utópico, llamado así por su romanticismo e idealismo.

Sus representantes se preocupaban más por abolir las injustas diferencias sociales, que por sentar las bases de nuevos principios económicos. El socialismo utópico tuvo así un marcado carácter moralista y ético.

El término»socialismo utópico» fue introducido por Karl Marx para distinguir tal corriente utópica del socialismo científico, basado en un análisis científico de la realidad social.

Las características fundamentales del Socialismo utópico son:

  • Sociedad idealizada: creación de una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano se relacionase en paz, armonía e igualdad.
  • Bases voluntarias: sus ideales habrían de llevarse a la práctica mediante la simple voluntad de los hombres, pacíficamente.
  • Crítica al capitalismo: condenaron los efectos del capitalismo, pero no investigaron sus causas profundas.
  • Acciones sociales: con el fin de paliar las injusticias y desigualdades acometieron diferentes planes, en los que primaron la solidaridad, el cooperativismo, la filantropía y el amor fraternal.

URSS

 

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas o Unión Soviética (en ruso, Soyuz Sovyetskikh Sotsialisticheskikh Respublik), Estado federal plurinacional, formado por distintas repúblicas europeas y asiáticas, creado como resultado del triunfo de la Revolución Rusa de noviembre de 1917 en el territorio del antiguo Imperio Ruso, fundado con tal denominación en diciembre de 1922 y cuya disolución se produjo en diciembre de 1991. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), primer Estado en el cual se aplicaron los principios del socialismo, ha sido llamada asimismo Unión Soviética y también, erróneamente, Rusia Soviética o simplemente Rusia.

En la administracion gubernamental y se lograron notables mejoras en la economía nacional y en las relaciones exteriores. En diciembre de 1922, y previa aprobación de los respectivos congresos de sus soviets, la República Socialista Soviética Federada de Rusia (RSFSR) y las repúblicas socialistas soviéticas de Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia formaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, entidad que surgió como tal en este momento. La Constitución de 1924, promulgada en enero de ese año, reorganizaba los territorios bajo control soviético en torno al nuevo Estado. Aunque se garantizaba un cierto grado de autonomía a cada una de sus repúblicas integrantes, el gobierno soviético central mantenía un rígido control sobre las relaciones exteriores, la defensa y la economía planificada. Durante los años siguientes, Transcaucasia quedó dividida en las repúblicas socialistas soviéticas de Georgia, Armenia y Azerbaiyán. La creación de las repúblicas de Kazajstán y de Asia central fue resultado de su separación de la RSFSR. A su vez, la República de Asia central se dividió en las repúblicas socialistas soviéticas de Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguizistán.

En 1924 las grandes potencias mundiales, que intentaron en un principio aislar al régimen soviético, ya habían establecido relaciones diplomáticas con éste y la URSS empezó a participar en las conferencias internacionales. Estados Unidos fue, de todas las grandes potencias, la última en reconocer formalmente al gobierno soviético, lo que sucedió en 1933, durante el inicio del primer mandato del presidente Franklin Delano Roosevelt.

Obras de Marx y Engels

En sus obras, Marx y Engels intentaron analizar la sociedad capitalista. Pusieron de manifiesto las contradicciones existentes en el seno de la sociedad contemporánea: los derechos fundamentales no habían abolido la injusticia; los gobiernos constitucionales no evitaban ni la mala gestión ni la corrupción; la ciencia posibilitaba el dominio de la naturaleza pero no el de las fluctuaciones de los ciclos económicos; y la eficiencia de los modernos modos de producción no evitaba la existencia de barrios marginales en medio de la abundancia.

Describían la historia de la humanidad como el intento, de hombres y mujeres, por desarrollar y aplicar su potencial creativo con el fin de controlar las fuerzas de la naturaleza para poder mejorar la condición humana. Al realizar este esfuerzo para desarrollar y controlar las fuerzas productivas, la humanidad ha logrado grandes éxitos; la historia consiste en la historia del progreso. No obstante, al buscar el desarrollo de la productividad se han creado varias instituciones que han provocado una explotación, dominación y muchos otros males; el precio que la humanidad tiene que pagar por el progreso es el tener una sociedad injusta.

Según Marx, todos los sistemas sociales del pasado habían sido un medio para que unos pocos, ricos y poderosos, pudieran vivir a costa del trabajo y la miseria de una mayoría pobre. Por eso, todo sistema está amenazado por un posible conflicto surgido de cada contradicción histórica. Además, cada modo de producción que se sucede en el tiempo tiene fallos que, antes o después, terminarán por destruirlo, bien por su propia desintegración, bien por una revolución alentada por la clase oprimida. Engels y Marx pensaban que el sistema capitalista también tenía fallos y, por lo tanto, estaba condenado a su autodestrucción. Intentaron demostrar que cuanto más productivo fuera el sistema, más difícil sería que funcionara: cuantos más bienes fuera acumulando menos utilidad marginal se obtendría de esos bienes; cuanto más preparada estuviera la población, menos podrían utilizar sus capacidades. En definitiva, el capitalismo acabaría ahogándose en su propia riqueza.

Se creía que el colapso de la economía capitalista culminaría en una revolución política en la que el proletariado se rebelaría contra la clase opresora y acabaría con la propiedad privada de los medios de producción. Dirigida por y para el pueblo (tras un breve periodo de dictadura proletaria), la economía produciría, no en virtud del lucro

y la rentabilidad, sino de las necesidades de la sociedad, con lo cual, una vez satisfechas éstas, las desigualdades desaparecerían a la par que los gobiernos coercitivos. Este proceso ocurriría, según las previsiones de Marx y Engels, en los estados más industrializadas de Europa occidental, donde el capitalismo había creado las condiciones necesarias para que estos cambios tuvieran lugar.

El capitalismo, aunque ha estado en peligro en ocasiones, no se ha colapsado; en los países autodenominados comunistas siguen produciéndose desigualdades y persisten tanto la escasez como los gobiernos coercitivos; por otra parte, los seguidores de Marx han alcanzado el poder en países que no reunían las condiciones que Marx y Engels consideraban esenciales. El primer país que instauró un sistema comunista fue Rusia, un Estado de gran extensión, pobre y relativamente atrasado, que iniciaba a principios del siglo XX su proceso de industrialización pero en el que no existía una auténtica clase burguesa autóctona que protagonizara la transición de una sociedad del Antiguo Régimen a otra capitalista. El pueblo ruso, mayoritariamente analfabeto, no tenía ninguna experiencia en cuanto a participación política. En 1917, la Revolución Rusa puso fin al gobierno zarista y, tras un periodo de inestabilidad política, convirtió a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el primer Estado regido por un partido comunista

 

 

Comunismo

Comunismo, ideología política cuya principal aspiración es la consecución de una sociedad en la que los principales recursos y medios de producción pertenezcan a la comunidad y no a los individuos. En teoría, estas sociedades permiten el reparto equitativo de todo el trabajo en función de la habilidad, y de todos los beneficios en función de las necesidades. Algunos de los conceptos de la sociedad comunista suponen que, en último término, no se necesita que haya un gobierno coercitivo y, por lo tanto, la sociedad comunista no tendría por qué tener legisladores. Sin embargo, hasta alcanzar este último estadio, el comunismo debe luchar, por medio de la revolución, para lograr la abolición de la propiedad privada; la responsabilidad de satisfacer las necesidades públicas recae, pues, en el Estado.

El concepto comunista de la sociedad ideal tiene lejanos antecedentes, incluyendo La República de Platón y las primeras comunidades cristianas. La idea de una sociedad comunista surgió, a principios del siglo XIX, como respuesta al nacimiento y desarrollo del capitalismo moderno. En aquel entonces, el comunismo fue la base de una serie de afirmaciones utópicas; sin embargo, casi todos esto primeros experimentos comunistas fracasaron; realizados a pequeña escala, implicaban la cooperación voluntaria y todos los miembros de las comunidades creadas participaban en el proceso de gobierno.

Posteriormente, el término `comunismo’ pasó a describir al socialismo científico, la filosofía establecida por Karl Marx y Friedrich Engels a partir de su Manifiesto Comunista. Desde 1917, el término se aplicó a aquellos que consideraban que la Revolución Rusa era el modelo político ideal, refundido el tradicional marxismo ortodoxo con el leninismo, creador de una verdadera praxis revolucionaria. Desde el inicio de aquélla, el centro de gravedad del comunismo mundial se trasladó fuera de la Europa central y occidental; desde finales de la década de 1940 hasta la de 1980, los movimientos comunistas han estado frecuentemente vinculados con los intentos de los países del Tercer Mundo de obtener su independencia nacional y otros cambios sociales, en el ámbito del proceso descolonizador.